Un sensor fotoeléctrico puede identificar o detectar obstáculos físicos sin contacto, emitiendo luz o rayos infrarrojos y verificando si hay obstrucción. Utiliza el color, la textura u opacidad para identificar el objetivo utilizando técnicas difusas, retrorreflectivas o de haz a través. Es excelente para tareas en líneas de ensamblaje posicional, como la detección de niveles o tareas anticolisión. Estos sensores tienen un rango de detección de unos pocos centímetros a varios metros, mostrando una resolución de hasta micrómetros para tareas de precisión especializada.