Los faroles de calle utilizan sensores de celdas fotoeléctricas para medir la intensidad de la luz utilizando sulfuro de cadmio (CdS) u fotodiodos de silicio y controlar los circuitos. Estos dispositivos se utilizan ampliamente en sistemas de iluminación automática, como las lámparas de seguridad que se encienden al anochecer y se apagan al amanecer. Además, en instrumentos científicos, la transmisión de luz se monitorea en espectrofotómetros o colorímetros donde se proporciona una salida analógica proporcional a la luz incidente. Su simplicidad y bajo costo lo hacen ideal para aplicaciones básicas que requieren detección de luz.